Cartagena, una historia del agua como factor del cambio

El Caribe colombiano es testigo de una tradición ancestral que perdura aún hoy, de una cultura anfibia que se ha arraigado en su relación directa con la naturaleza y con el territorio. Las costumbres caribeñas están asociadas directamente con los cuerpos de agua dulce y salada. Los ríos, las lagunas costeras y el mar son su principal fuente de vida, su necesidad parte de fluir con el agua y no de resistirla.

La colonización trajo consigo la fragmentación de ciudades como Cartagena, donde se crearon dos realidades de desarrollo, calidad de vida y crecimiento. El agua dejó de ser un elemento fundamental y se convirtió en una barrera que dividía a las personas por sus condiciones sociales, se desdibujó la relación entre comunidad y territorio, y la cultura anfibia, que permitía la convivencia armónica con este, se fue diluyendo.

«El agua es tan importante para la vida que no se puede mirar solo como un problema, sino como una solución o como un relator de cosas que no funcionan. Por ejemplo, si una comunidad se inunda puede ser porque vive en una zona propensa a que esto ocurra, lo que nos lleva a pensar cuál es el verdadero problema. Puede ser falta de gestión en el desarrollo de la zona urbana, falta de planeación o falta de gestión», comenta Eduardo Marín, arquitecto del Consorcio Raíces de Cartagena, del programa Water as Leverage Cartagena – Construyendo con el agua.

En los últimos años, Marín ha desarrollado trabajos con comunidades con el objetivo de mejorar su relación con el agua, la naturaleza, la gobernanza, la economía y la sociedad urbana: «hay que ver el agua como un motor de cambio para planificar la ciudad. No se trata de hacer un plan de agua, que tenga tuberías o esas cosas, sino de saber entenderla y utilizarla», agrega. En este proceso, se ha descubierto una respuesta sorprendente por parte de los habitantes de Cartagena. Muchos han unido esfuerzos para recuperar fuentes de agua, limpiar los canales por donde esta pasa y recibir educación que les permita implementar estrategias para cuidar las fuentes hídricas.

En Cartagena se han desarrollado iniciativas con las comunidades para la recuperación de los canales naturales y siembra de manglares, una especie de árbol capaz de capturar CO2 y cuidar la fauna y flora marina. Cristal Ange, biopsicóloga del Consorcio ConAgua, del programa Water as Leverage Cartagena, explica al respecto: «trabajamos en zonas como La Boquilla y La Bocana sembrando árboles; también estamos en varios sectores de la Ciénaga La Virgen. Nos unimos a juntas de acción comunal y asociaciones de pescadores que han visto la destrucción de los manglares y reconocen la importancia de recuperar estas áreas. Además, hay otras organizaciones que hacen actividades de educación ambiental y de concientización dentro de las comunidades», afirma.

El compromiso por parte de las organizaciones privadas y el conocimiento local son invaluables para la conservación de los manglares y la recuperación de la cultura anfibia en Cartagena. Estos grupos se convierten en aliados fundamentales para combatir los efectos del cambio climático y lograr un cambio sostenible en la ciudad a largo plazo.

En palabras de Eduardo Marín, la propuesta es «construir con el agua», recuperando su significado profundo por medio de la colaboración con las comunidades locales. Se trata de dejar de verla como un problema y convertirla en una aliada para reconocer las verdaderas causas de los problemas en la sociedad: «debemos ser capaces de trabajar con el conocimiento local y buscar la manera de complementarlos, de darle un valor agregado a las actividades que ya vienen desarrollando. Estos grupos son los que van a continuar trabajando, cuando el proyecto termine, serán ellos los que logren un cambio real para la ciudad», agrega Ange.

Planificar con el agua es concebir un futuro más sostenible, uno en el que el recurso hídrico se convierta en una herramienta clave para el desarrollo de infraestructuras, ordenamiento territorial y transformación económica y social.

El reto para ciudades como Cartagena está en pensar su desarrollo a partir del fortalecimiento comunitario, la reforestación de los cerros, la descontaminación de los canales de agua y la mejora en los drenajes del agua lluvia, para mejorar su relación con el agua y disminuir las probabilidades de desastres naturales derivados de los efectos de cambio climático.